martes, 1 de mayo de 2007

PALABRAS DEL DIRECTOR

Se me hace… Advierto en cierta circunstancia que… Esta pieza teatral este texto dramático demuestra ser un modo o manera de homenaje a aquellos seres que fueron portadores de luz en las noches tenebrosas de nuestras desventuras. Aquellos que trajeron el amanecer, ese amanecer tantas veces soñado.

En Alemania un tal Goethe a la hora de alejarse, muere diciendo “Luz más luz” eso escuché decir…

Por nombrar alguno de esos seres portadores de luz digo Mahatma Gandi, Charles Chaplin, Ernesto Guevara, Kropotkin, Buda, Raúl González Tuñón, Amadeus Mozart, Giordano Bruno, León Felipe, Walt Witman, Lino Eneas Spilimbergo, Diego Rivera. Son muchos los soldados de la luz, los que buscaron hacer de la tierra, el planeta tierra un paraíso, el paraíso largamente soñado. El Quijote lo nombra; Don Miguel de Cervantes “El manco de la batalla de Lepanto” nos habla de la Edad Dorada. Todo de pronto nos conduce a quien con mayor presencia asume el verbo para señalar el Edén, el paraíso, el lugar soñado y denodadamente buscado, se llamaba Jesús el Nazareno y se lo inmortalizó como Cristo. Mucha leyenda, infinitas historias se tejieron. En el fondo de todas ellas perdura y atraviesa el desgaste de los tiempos, lo que lleva en común con quienes fueron y son emisarios de luz y justicia, los que traen el amanecer y logran devolvernos la fe, la esperanza en un mundo mejor, en una sociedad más justa, en una humanidad más bella, una humanidad capaz de rescatar las virtudes de sus mártires.

Larga, abunda la lista de mártires y héroes que fueron y son portadores de esa luz que clamaba el sabio germano a la hora de ausentarse.

Que cada uno haga su lista, piense en ellos y los recuerde, creo es sano, sano y vivificante recordarlos, recordarlos y tratar de ser dignos de ellos. Si, es eso mismo, recordarlos nos dignifica, nos dignifica y rescata de ese lodo con sangre y oro. Lodo, sangre y oro en que nos hundimos tantas veces.
Estamos sumergidos, rodeados de enigmas… ¿Cómo llegó el vino a ser sangre de cristo?

¡Qué belleza, Señoras y Señores!
La belleza
atraviesa
perfora
trasciende
todas las fronteras
¿no?

Mitos leyendas o realidad en ese océano navegamos por esos procelosos mares somos frágiles vulnerables navíos.


ROBERTO ESPINA

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